Pequeños regalos

Durante unos años tuve una gran pecera llena de pequeñines con nombres, seres que me permitían mirarlos y mirarlos sin que ellos pudieran decirme nada, no era más que una forma muy simple de obtener una tranquilidad, una sensación de relax total.
Hoy soy consciente que el mejor lugar para ellos es el mar, y por ello supongo que hasta hoy nadie se había ofrecido a hacer realidad mi pequeño sueño. Si Si hasta hoy!!! Dentro de la cita con mi okupa, y improvisando como siempre, un ángel me ha regalado la película. Te preguntarás ¿pero y el Nemo donde está? ¿Tú lo que querías era el pezqueñin no? Pues te diré que a ese ángel solo le pedí la película y mi deseo con el tiempo se ha hecho realidad. Así que hoy pido el Nemo real al aire, donde supongo que nadie podrá escucharme, porque es la forma más simple de decir que con la felicidad que obtengo de los pequeños detalles que la gente me ofrece me conformo. Y donde quizá así hoy también será feliz mi pequeño Nemo del mar.
1 comentario
Marta -
a mi me gustó la tortuga, que vino de intercambio. En cuanto pueda me compro el DVD para verlo.